LUCÍA GIL MOLINA: “AHORA SIENDO CIEGA LEO MÁS QUE ANTES”
Cuando llegas a su despacho te recibe Maika, su mejor amiga, un labrador retriever de color negro azabache que no para de menear la cola. Se mueve por la estancia como pez en el agua. Hay un ordenador que habla, un teléfono que habla y hasta un reloj de pulsera que luce en la mano de Lucía, cuyas agujas están paradas, no las puede ver, pero si pulsas uno de sus botoncitos se escucha una agradable vocecita femenina que en un tono cantarín te dice la hora.
Lucía tiene 56 años y sus ojos le permitieron ver el mundo hasta los 20, ahora vive en una oscuridad total, pero esto no ha supuesto muchas limitaciones para ella: casada y con dos hijas es una auténtica ama de casa y trabajadora, actualmente es la secretaria general de UTO de UGT de la ONCE. Lucía es un claro ejemplo de superación y supervivencia, define su vida como “una vida normal”.
Es mejor haber podido ver y luego perder la vista o no haber visto nunca…
Todo tiene su ventaja y su desventaja, el haber visto te da unas referencias del mundo exterior. Pero a la larga las dos cosas acaban siendo lo mismo…
¿Cuál es esa enfermedad que hace que una persona pierda la vista de repente?
Yo padezco una retinosis pigmentaria, es una de las causas principales de ceguera, se trata de una enfermedad congénita, aunque en mi familia no ha habido ningún antecedente en las tres generaciones anteriores.
¿Cómo es el cambio de poder ver a dejar de ver?
Muy difícil, en mi caso fue una ceguera progresiva y te vas adaptando poco a poco a la visión que vas perdiendo, empiezas a usar tus “mañas” y aprendes a usar un bastón que es muy difícil. Hice un curso de rehabilitación de la ONCE en donde te enseñan Braille, a cocinar, organizarte…
Usted a cambiado su bastón por un perro-guía, por un amigo podríamos decir…
¡Es una diferencia bestial andar con un perro que con un bastón! Lo primero porque lo consideras como a una persona, en ocasiones hasta vas hablando con él, son 24 horas juntos. Este es mi segundo perro, al principio te cuesta adaptarte pero luego terminas siendo un equipo; luego está la tranquilidad que te da, un perro es totalmente fiable.
¿Se puede uno acostumbrar a no ver?
Sí, te acostumbras, y muchas veces digo que sería peor no oír
¿Piensa usted que es peor ser sorda que ser ciega?
No cabe duda que la vista es el sentido principal, pero yo me comunico mejor no viendo que si no oyera, quizás porque el no oír no lo he sentido nunca, pero si yo tuviera que estar sin hablar o sin oír sería hundirme. Sí, de verdad, me hundiría.
En cuanto a su vida profesional, era usted muy joven cuando perdió la vista ¿continuó con sus estudios?
Estudiaba magisterio cuando perdí la vista, pero lo deje por mi enfermedad, ya sólo me serviría para tener un título colgado en la pared. Lo que hice fue un curso de telefonista, me salió un trabajo en Madrid y me vine desde Badajoz a vivir aquí. Y bueno, empecé a ganar dinero y dejé a los libros colgados, dice entre risas.
¿Y cómo ha llegado a ocupar este cargo?
La empresa en la que trabajaba de telefonista entró en quiebra y fui al paro, fue en esa etapa cuando tuve a mis hijas y necesitábamos más ingresos en casa, por lo que empecé a trabajar vendiendo cupones. Esto duró unos 23 años y desde hace tres años estoy liberada sindicalmente aquí en la delegación territorial.
Su ceguera no ha sido un impedimento para poder formar una familia
La verdad es que no, ahora mismo estoy casada, mi marido sí que ve, hemos tenido dos hijas. Mi casa la he llevado yo siempre: hacer la compra, planchar, guisar… es cuestión de ir adaptándote y buscarte mañas para hacer las cosas… Además gracias al braille, escribo tarjetitas para diferenciar los alimentos, los programas de la lavadora…
¿Qué planes puede hacer una persona ciega con su marido?
Hacemos las mismas cosas que una pareja normal: ir con los amigos a cenar, ir al cine, salir al parque para soltar a la perra… Luego en la casa, mi marido a la cocina ni entra (risas). El hecho de que no vea no quiere decir que el me haga las cosas, al revés, siempre ha estado acostumbrado a que yo me he sabido hacer las cosas.
Se le ve a usted muy independiente…
Cuanto más independiente de los demás mejor, pero no podemos ser autónomos totales. Se puede llevar una vida muy normal, pero todo tiene sus limitaciones como cuando te metes en la playa y necesitas que alguien te indique como salir.
¿Cómo es criar a dos niñas sin poder verlas?
Criar a un bebé cuesta, lo que más trabajo me daba era tener que darle una medicina o medir un biberón, a veces les daba un poquito más y otras veces menos, pero había que apañarse, pero ya existen soluciones para esos problemas, como las mochilitas para llevar a los bebés que te permiten tener las manos libres para el bastón o el perro.
Los niños suelen hacer travesuras, ¿nunca le hacían tratadas?
Mi hija pequeña siempre fue más trasto, recuerdo que me decía: ¡Mamá, da un paso grande que hay un charco!Y ¡Plof! Metía todo el pie en el charco, pero si eran capaces de hacerme esas bromas era porque estaban adaptadas completamente, no sentían lástima…
¿Son diferentes los hijos de personas invidentes?
Sí, por lo general son más responsables, recuerdo que ya de pequeñas cuando las sacaba al parque cada 2 o 3 minutos venían y me decían: ¡Estamos aquí mamá!
A la hora de vestirse, ¿cómo elige qué ponerse?
Para ir a comprarla suelen venir mis hijas y me dicen que me queda mejor, que color… pero a veces no… Y para vestirme, como aún me acuerdo de los colores pues más o menos se que cosas puedo combinar, lo que hago es que coloco cartelitos a las prendas con su color, forma… El no poder ver te hace ser muy ordenado y trabajar mucho con la memoria, no puedes dejar las cosas descolocadas porque luego te cuesta encontrarlas.
Y aficiones como leer o ir al cine ¿ha tenido que renunciar a ellas?
En cuanto al cine hay programas que te describen los silencios, expresiones… y con los libros, ahora tenemos un sistema mejor de lectura, si eres afiliado a la ONCE te puedes descargar archivos de libros al ordenador, los pasas al mp3 y los vas leyendo.
¿Y qué libro lee ahora?
Muerte en Kenia de Kaye, me gusta mucho leer y ahora leo más que antes, en el tren de vuelta a casa me pongo los auriculares y voy leyendo.
¿No se le pasa la parada?
(Ríe) Cuando los trenes tienen voz voy atenta, sino como a mi casa son siete estaciones cada vez que para voy cerrando un dedo.
Le resulta muy difícil moverse por Madrid, ¿les ayuda la gente?
Nos podemos desenvolver bien, lo más complicado es encontrar las paradas o las obras; pero tanto la ciudad como la sociedad se van adaptando. La gente suele ser bastante solidaria, pero hay veces que no lo necesitas y pueden llegar a agobiarte, siempre debes preguntar primero si necesitan ayuda.
¿Si existiese una operación que le devolviera la vista se arriesgaría?
Sí, sí, sí… sin duda, si tuviese algún resto de visión a lo mejor me lo pensaría porque te podrías quedar sin él, pero yo lo tengo todo perdido, si me dijeran que puedo conseguir algo, por muy poquito que sea sí que me arriesgaría.
Si pudieses ver por un momento ¿qué te gustaría ver?
A mis hijas, aunque solo fuesen cinco minutos es lo que me gustaría tener delante…
1 comentarios:
Una entrevista preciosa. Enhorabuena por el trabajo Montse. =)
Un besazo enorme.
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